Dear Fellow disciples, peace.
As we begin our Lenten journey, today’s Gospel presents Jesus facing temptation in the desert. After fasting for forty days, He is tempted by the devil with food, power, and security. Yet, Jesus does not give in. Instead, He responds with the Word of God, showing us that true strength comes not from earthly desires but from trust in God.
Lent is our time in the desert—a season to confront our own temptations. Time to enter the wilderness within to search our soul, evaluate our discipleship, purify our resolve. We may struggle with pride, selfishness, or comfort-seeking, but Jesus teaches us that fasting, prayer, and Scripture are our weapons against sin. Our almsgiving is part of our stewardship of time, talent and treasure.
Our interior conversion needs to become, as it develops and grows, a visible sign of God’s presence and power at the service of others.
As we enter this holy season, let us ask ourselves: What tempts us away from God? How can we rely more on His Word and less on our own desires? May this Lent be a time of spiritual renewal, and conversion, leading us closer to Christ.
May the Holy Spirit leads us as He led Jesus in to desert, and guide us in these forty days of retreat in the desert of our soul, and may we come out of it renewed, refreshed, converted and ready to change the world with the power of the Resurrection of Christ Jesus.
God Bless,
Fr. Chris
Queridos Discípulos, paz.
Al comenzar nuestro viaje de Cuaresma, el Evangelio de hoy presenta a Jesús enfrentando la tentación en el desierto. Después de ayunar durante cuarenta días, el diablo lo tienta con comida, poder y seguridad. Sin embargo, Jesús no se rinde. En cambio, responde con la Palabra de Dios, mostrándonos que la verdadera fuerza no proviene de los deseos terrenales sino de la confianza en Dios.
La Cuaresma es nuestro tiempo en el desierto: una temporada para enfrentar nuestras propias tentaciones. Es hora de entrar en el desierto interior para buscar en nuestra alma, evaluar nuestro discipulado y purificar nuestra resolución. Puede que luchemos contra el orgullo, el egoísmo o la búsqueda de consuelo, pero Jesús nos enseña que el ayuno, la oración y las Escrituras son nuestras armas contra el pecado. Nuestra limosna es parte de nuestra administración del tiempo, el talento y el tesoro.
Nuestra conversión interior necesita convertirse, a medida que se desarrolla y crece, en un signo visible de la presencia y del poder de Dios al servicio de los demás.
Al entrar en esta temporada santa, preguntémonos: ¿Qué nos tienta a alejarnos de Dios? ¿Cómo podemos confiar más en Su Palabra y menos en nuestros propios deseos? Que esta Cuaresma sea un tiempo de renovación espiritual y conversión, que nos acerque más a Cristo.
Que el Espíritu Santo nos guíe como llevó a Jesús al desierto, y nos guíe en estos cuarenta días de retiro en el desierto de nuestra alma, y salgamos de él renovados, refrescados, convertidos y listos para cambiar el mundo con el poder de la Resurrección de Cristo Jesús.
Dios los bendiga,
P. Chris
BACK TO LIST