Mercy Brings Joy! Happy Laetare Sunday!

03-30-2025Weekly ReflectionFr. Chris Nunes

Dear Fellow Disciples, Peace,

Today’s Gospel presents one of the most powerful parables of Jesus—the story of the Prodigal Son. It is a story of mercy, repentance, and the boundless love of God the Father.

The younger son represents all of us when we stray from God, seeking fulfillment in the world but finding only emptiness. When he realizes his mistake, he returns home, expecting rejection but instead receiving love. The father in the parable, an image of God, runs to embrace his son, showing that no matter how far we wander, God is always ready to welcome us back with open arms.

The older son represents those of us who, trapped in our own human sense of justice, are not able to open our hearts to see the struggle of others and to love them freely.

During this season of Lent, we are called to reflect: Are we like the younger son, in need of repentance? Or are we like the older son, struggling to accept God’s mercy for others? Let us open our hearts to God’s forgiveness and extend that same mercy to those around us.

As we approach Easter, may we embrace the joy of reconciliation and the transforming love of the Father, who never stops waiting for us to return home.

“Father, I have sinned against heaven and against you.” (Luke 15:21)

May the Holy Spirit, who pushed Jesus into the desert, help us come back to the Father with trust and humility. Amen.

God Bless,

Fr. Chris

¡la Misericordia Trae Alegría! ¡feliz Domingo De Laetare!

Queridos Discipulos, paz.

El Evangelio de hoy presenta una de las parábolas más impactantes de Jesús: la historia del Hijo Pródigo. Es una historia de misericordia, arrepentimiento y el amor infinito de Dios Padre.

El hijo menor nos representa a todos cuando nos alejamos de Dios, buscando la plenitud en el mundo, pero solo encontramos vacío. Al darse cuenta de su error, regresa a casa, esperando el rechazo, pero en cambio recibe amor. El padre de la parábola, imagen de Dios, corre a abrazar a su hijo, mostrando que, por mucho que nos alejemos, Dios siempre está dispuesto a recibirnos con los brazos abiertos.

El hijo mayor representa a aquellos de nosotros que, atrapados en nuestro propio sentido humano de justicia, no somos capaces de abrir nuestros corazones para ver la lucha de los demás y amarlos libremente.

Durante esta Cuaresma, estamos llamados a reflexionar: ¿Somos como el hijo menor, necesitado de arrepentimiento? ¿O somos como el hijo mayor, luchando por aceptar la misericordia de Dios para con los demás? Abramos nuestros corazones al perdón de Dios y compartamos esa misma misericordia con quienes nos rodean.

Al acercarnos a la Pascua, abracemos la alegría de la reconciliación y el amor transformador del Padre, que nunca deja de esperar que regresemos a casa.

“Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.” (Lucas 15:21)

Que el Espíritu Santo, que empujó a Jesús al desierto, nos ayude a regresar al Padre con confianza y humildad. Amén.

Dios los bendiga.

P. Chris